Una ventana tapiada de ladrillos y rejas
una casa todavía habitada
niños vagando en otros días y
juguetes dibujados en la pared
La luz azul fosforescente de un hotel barato
refugio de miles de cuerpos
las habitaciones donde dormí en mis viajes
acompañada, únicamente , por tu ausencia
Miles de balcones y
una grieta que desanda sin traerte
Una cortina anaranjada
para la niña de tu ojos
Una virgen sin padre
abandonada en su celda de cristal
Un sauce llorando penas ajenas
Otras escaleras al cielo
el vestido blanco-azul-rojo y
alguien esperándote del otro lado
Un cochecito de bebé
una casa todavía habitada
niños vagando en otros días y
juguetes dibujados en la pared
La luz azul fosforescente de un hotel barato
refugio de miles de cuerpos
las habitaciones donde dormí en mis viajes
acompañada, únicamente , por tu ausencia
Miles de balcones y
una grieta que desanda sin traerte
Una cortina anaranjada
para la niña de tu ojos
Una virgen sin padre
abandonada en su celda de cristal
Un sauce llorando penas ajenas
Otras escaleras al cielo
el vestido blanco-azul-rojo y
alguien esperándote del otro lado
Un cochecito de bebé
2 comentarios:
El final me mata.
Inesperado.
Hay ausencias que acompañan siempre. Pero a veces uno necesita despegarse un poco de ellas. O trocar por presencias. ¿Santo remedio? Quizá.
Un gran beso.
Muy lindo poema y además, muy lindo blog. Me gustan las sensaciones que se sienten en esas frases.
Un beso.
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