martes, 30 de diciembre de 2008

Florideando



Ella caminaba calma en el río de cuerpos en celo. Él, en la otra punta de ese mismo río, se dejaba arrastrar por el frenesí de los pasos. Ella caminaba serena como toda persona que no va a ninguna parte, él corría para llegar a la meta.

El traquetear de las suelas se tornaba melodía en Florida, hasta lograr fundirse con una cuerda de guitarra en vilo y los gritos de un vendedor de sueños por dos pesos. Ella añoró el olor de su jacarandá favorito y decidió ir en su encuentro; el calculó minutos, sumó años perdidos.

Ella miró alrededor y su solera de seda le resultó inadecuada entre los trajes negros. Un acorde cubano-herido llegó a sus oídos y provocó la lágrima. Sus pasos sin rumbo giraron entonces siguiendo el sonido y Alma fue a parar junto al joven de barba que rezaba la pérdida de una mujer. Juan levantó la vista y sus pies casi terminaron con la vida, todavía no comprada, de unas lámparas de metal vueltas luciérnagas que habitaban el piso. Las esquivó y se topó en el camino con un cuerpo capaz de detenerlo. Giró sus ojos y se encontró con el negro de otros ojos, capaces de penetrar cuerpos y sanar heridas. Alma, en cambio, vio miedo; atajó el cuerpo en caída, le tendió la mano y le dijo Bienvenido.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Recovecos



Será que me duelen los días ,que me hallo dormida, que miro a través y me siento incapaz, que me hago cargo de casi nada y me identifico con casi todo.
Será que me habitan deseos perennes, que me arden los ojos, suspiran mis lágrimas y ardo en delirios.

Que no sé como nombrarme.

Será que me duele el olvido y las palabras sin decir, que me hartan tus besos, que no encuentro los pasos, que la tristeza me invade y se me vuelve vacío que sólo calma con piel, con todas las pieles del mundo cobijadasen tu voz, convertidas en cuerpo que acaricia, que abraza, que duerme de lado.

Será que me condena el invierno y las primaveras por venir, que no pude entenderme y no sé cómo nombrarte, que en el camino me deje olvidada y que caí rendida

harta de todo

incapaz de volver a encontrar mis pasos, perdida sin salida en este laberinto donde ya nada me ata.

lunes, 22 de diciembre de 2008

El encuentro. Parte I

Este texto tiene algo así como dos versiones posibles. Pueden leer sólo esta primera parte o seguir leyendo, además , la parte dos. Así quizás pueda dilucidarle su forma final al texto.



Como todos los viernes Diana subió en ascensor hasta el quinto piso. Una vez en el pasillo, sacó el pañuelo de seda negra que llevaba en la cartera y se vendó los ojos. Caminó de memoria hasta el departamento “C”, empujó despacio la puerta entreabierta y se adentró en el espacio donde la oscuridad se adueñaba de todo.

- ¿Estás ahí? - dijo estirando una mano al vacío mientras con la otra se deshacía de la venda que le cubría los ojos.

- Siempre-. La voz de Franco golpeó sus oídos y el olor del incienso mezclado con la fragancia a maderas que él usaba cada viernes la invadió.

Diana se acercó despacio, intentando no enredarse con los almohadones en el piso, pero no los encontró. Le resultaba difícil adecuar sus ojos a la oscuridad, a pesar, de que lo hacía hace ya tiempo. Cada viernes era abrir la puerta a un mundo tan lleno de luz que sus ojos no lograban acostumbrarse. Ya eran meses de oscuridad acordada (porqué no impuesta) y él nunca había osado romper esa penumbra.

-Estás dando más pasos que de costumbre - gritó la voz en algún lugar del espacio-. ¿Te perdiste con el cambio de lugar de los muebles?

- ¡Era eso!- la voz chillona de Diana lo golpeó como una palmadita en la espalda
Diana daba pasos por el espacio, aún perdida. Agitaba los brazos queriendo tocarlo pero no lo lograba; él extendió una mano al vacío y esta fue a dar justo en el hueco de la rodilla de ella. La tumbó con el movimiento.

-¡Acá estás!- dijo Franco mientras la atrapaba en caída para acostarla, segundos más tarde, sobre los almohadones que jamás dejaban de rodearlo.

Diana lo besó despacio y sintió en su lengua un dejo de amargura. Le desabrochó despacio los botones de la camisa, rozó la punta de su nariz contra la barba apenas crecida, quiso morderle el lóbulo de la oreja. Él acarició la suavidad de las piernas apenas cubiertas por una pollera. Dejó volar sus manos hasta llegar a la entrepierna, acercó sus labios.
Se entregaron al delirio de saberse sin control, a la no pertenencia de los cuerpos. Las manos enlazadas recorrieron los cuerpos de punta a punta, las lenguas lamieron cada centímetro de piel. Él se dejó vibrar al compás de unas manos tan conocidas como ajenas, ella se sintió capaz de nadar en el mar de sus fluidos.
Ahora Diana lo acunaba en sus brazos, le acariciaba el pelo como si fuera un niño. Acercó su oreja al pecho amplio de Franco. Lo sintió latir.

-¿Qué te pasa?- le preguntó- Parece que tuvieras miedo.

- Puede ser- le respondió él-, parate.

- ¿Para qué querés que me pare?

- Parate y da dos pasos a tu izquierda.

Diana tanteó el piso con sus manos para lograr incorporarse. Lento, dio los dos pasos a la izquierda. Puso las manos contra la pared para tener un punto de apoyo, sintió en sus palmas la superficie fría.

- Vos y tus juegos de siempre.

- ¿Sentis el cuadrado en la pared?- le dijo mientras él también se incorporaba del piso.

Franco apoyó su palma rugosa sobre la pequeña mano de Diana. Ella sintió en la yema de sus dedos una elevación y la recorrió intentando descubrirla. Si llevaba los dedos hacia el centro la elevación se tornaba valle y un poco más allá la sorprendió algo similar a una tecla.

- ¿Qué pretendes que haga?

- Es un interruptor-. dijo la voz de Franco temblorosa- Si querés… podés prenderla

El encuentro. Parte II

Diana tardó en comprender lo que Franco le estaba diciendo. Sintió los segundos alargarse, volverse horas. Ella había logrado acostumbrar sus ojos a la noche, sus palabras a la falta de las mismas, había logrado acotar sus deseos a 6 horas por semana. Ahora él le ofrecía la luz que tanto le habían rogado sus ojos y ella sólo podía sentir miedo.
Quiso decirle que lo habían extrañado las mañanas de domingo, las tostadas con manteca del desayuno, la ducha entreabierta, el césped a medio cortar. Pero no lo había hecho y sus palabras habían perdido sentido de tan añejas, de tanto no nombrarlas. Ahora que por fin se había acostumbrado a las ausencias, que había logrado disfrutarlas, que el cuerpo se había endurecido de veras, que los velos dejaban de ser tul…
No quiero, se dijo, no quiero, ya no. Ya no me sirve. Diana lo sintió acercarse.
Franco apoyó su pecho contra la espalda de ella, la rodeó con sus brazos, la acercó a la pared. La habitación blanca brilló de repente. La mano de Franco se posó en la mejilla de Diana, la acercó a su cuerpo. Ella dio una vuelta sobre sí misma despacio, enredó sus labios con los de él; volvió a cerrar los ojos.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Principios, finales y la emotividad al palo

Hoy es sin ninguna duda un día muy especial para mi. Pero el tema es que este fue un año excelente . Primero y principal y, por es esto está aca, por la escritura. Porque gracias al taller , al profe , a las chicas y chicos de los jueves , a todos los cruzagramos logré volver a juntar palabras, a armar una frase y no hay nada que me llene más de alegría.
Si juntamos eso con quehoy me recibí creo que no puedo decir nada más. No encuentro las palabras para expresar lo que siento. Así que les dejo una canción de BEBE que dice todo eso que hoy yo no puedo.









Ella sa cansao de tirar la toalla
se va quitando poco a poco telarañas
no ha dormido esta noche pero no esta cansada
no mira ningún espejo pero se siente to’ guapa

Hoy ella sa puesto color en las pestañas
hoy le gusta su sonrisa, no se siente una extraña
hoy sueña lo que quiere sin preocuparse por nada
hoy es una mujé que se da cuenta de su alma

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
Hoy vas a comprender
que el miedo te puede romper con un solo portazo.
Hoy vas a hacer reir
porque tus ojos se han cansado de ser llanto, de ser llanto…
Hoy vas a conseguir
reir tanto de ti y ver que lo has logrado que…

Hoy vas a ser la mujé
que te dé la gana de ser
Hoy te vas a querer
como nadie ta sabio queré
Hoy vas a mirar pa’lante
que pa atrás ya te doy yo bastante
una mujé valiente, una mujé sonriente
mira como pasa

Hoy nasié la mujé perfecta que esperaban
ha roto sin pudore las reglas marcadas
Hoy a calzado tacone para hacer sonar sus pasos
Hoy sabe que su vida nunca mas será un fracaso

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
Hoy vas conquistar el cielo
sin mirar lo alto que queda del suelo
Hoy vas a ser feliz
aunque el invierno sea frio y sea largo, y sea largo…
Hoy vas a conseguir
reir tanto de ti y ver que lo has logrado…

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
Hoy vas a comprender
que el miedo te puede romper con un solo portazo.
Hoy vas a hacer reir
porque tus ojos se han cansado de ser llanto, de ser llanto…
Hoy vas a conseguir
reir tanto de ti y ver que lo has logrado

sábado, 13 de diciembre de 2008

Anochece

Una ventana tapiada de ladrillos y rejas
una casa todavía habitada
niños vagando en otros días y
juguetes dibujados en la pared

La luz azul fosforescente de un hotel barato
refugio de miles de cuerpos
las habitaciones donde dormí en mis viajes
acompañada, únicamente , por tu ausencia

Miles de balcones y
una grieta que desanda sin traerte

Una cortina anaranjada
para la niña de tu ojos

Una virgen sin padre
abandonada en su celda de cristal

Un sauce llorando penas ajenas

Otras escaleras al cielo
el vestido blanco-azul-rojo y
alguien esperándote del otro lado

Un cochecito de bebé

jueves, 4 de diciembre de 2008

Tras la puerta III

Por que me gusta verte dormir


Quizás abra la puerta y
te encuentre enroscado a mis pies
desnudo como un niño en la siesta de la tarde

O te vea llegar cobijado en tus miedos
y te tienda la mano
me lance al vacío y
vos me sigas

Quizá los miedos se queden arriba